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En su momento Freud fue testigo de c¾mo la histeria dominaba elhorizonte de la clÝnica, la gran protagonista del psicoanßlisisoriginario. AsÝ lo desarroll¾ el autor del presente libro en suanterior texto La determinaci¾n significante. Ahora, en los alboresdel siglo XXI, ademßs de los que siguen consultando con la inmensanecesidad de ser escuchados, abundan los que, presos de un malestardifuso e incapaces de asociar nada, esperan que sea el analista quienhable y les diga lo que tienen que hacer; y estßn tambiÚn aquellos que vienen etiquetados por el discurso mÚdico y su presentaci¾n es delestilo de: Me llamo N.N. y soy fibromißlgica, es decir, un sujetocongelado bajo su sÝntoma. Intentando hacer inteligible esta demanda,el presente escrito SÝntomas del malestar contemporßneo retoma elestilo coloquial del anterior, fundado tambiÚn en el discurso oral,con las ventajas e inconvenientes que ello necesariamente conlleva.