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«Nosotros no éramos unos jipis colgados, excéntricos, egoístas,cobardes, quejicas, ni los burguesitos asilvestrados a la modaque aparecen en las películas y en los documentales que, supuestamente,reflejan aquellos tiempos. [...] Los adultos no teníanni idea de lo que había que hacer, así que todo dependía de nosotros:los mejores, los más valientes, los más brillantes teníamosque ponernos a arreglar el mundo. Hicimos lo que pudimos, yme alegra haber estado allí.»Expreso al paraíso: memoria de una locura es, por extensión, laazarosa crónica de la epopeya generacional vivida por buena partede la Norteamérica jipi en los años sesenta ùy, en lo que al autorrespecta, del delirante acceso de iluminación padecido y su nomenos azaroso retorno a la corduraù. Galardonada con el PremioALA (concedido por la Asociación Americana de Bibliotecas),cuéntase entre las crónicas autobiográficas más representativasde aquella década prodigiosa.A propósito de aquella locura, Kurt Vonnegut, padre del autor,afirmaría: «Cuando Mark enloqueció, él no se alejó de mí. Siempremantuvo intacto un núcleo de sabiduría al que yo podía dirigirm