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Al fi nal de su vida única, Stephen Hawking solo podía mover el párpado de su ojo derecho, pero continuó dando conferencias y renovó una reserva para un vuelo espacial. Doce mil años antes, su antepasado prehistórico Romito 8 había quedado paralizado después de una mala caída y sin embargo pudo vivir y ayudar a otros gracias a lo que todavía le funcionaba: sus dientes. A pesar de lo distantes que estaban uno del otro en el tiempo y el espacio, Hawking y Romito 8 estaban unidos por su amor por la vida, su valentía y su imaginación. La historia de los discapacitados es larga, marcada en todo el planeta por miles de años de silencio, masacre, salvajismo y abandono, en la que se han sucedido errores científi cos, pesadillas religiosas, el maligno perfeccionamiento socialista de la raza o el genocidio nazi de ôseres inútilesö. Pero también está marcada por fi guras extraordinarias: aclamados y deformados emperadores como Claudio; inmensos narradores ciegos como Homero; refi nados calígrafos sin brazos como omas Schweicker; brillantes pianistas a pesar de la ceguera y el autismo como el esclavo negro